sábado, 24 de octubre de 2015

Psicoanalisis: Freud "SOBRE LA PSICOLOGIA DE LOS PROCESOS ONIRICOS"

El sueño es un acto psíquico de pleno derecho, su fuerza impulsora es, en todos los casos, un deseo por cumplir. El trabajo del sueño emprende la tarea de mudar en un sueño, tomando de la vida de la vigilia, esta serie de pensamientos de raíces pulsionares y tras la condensación de este material psíquico, se le da una fachada racional e inteligible al producto onírico.
El estado del dormir posibilita la formación del sueño por cuanto rebaja la censura endopsiquica, y repuesta la fuerza psíquica tras el despertar, volverá a eliminar lo que se vio forzado a admitir mientras estaba disminuido.
En el siguiente esquema, se muestra el aparato psíquico como un instrumento compuesto por elementos llamados sistemas. 

Toda actividad psíquica parte de estímulos y termina en inervaciones, por eso se le asigna un extremo sensorial (p) y un extremo motor (m). El proceso psíquico transcurre, en general, desde el extremo de la percepción hacia el de la motilidad.
A través de la diferenciación de las percepciones quedara en nuestro aparato psíquico una huella mnemica que llamamos memoria. Una alteración permanente en los elementos de los sistemas.
Al ultimo de los sistemas situados en el extremo motor lo llamamos Preconciente (pcc), es el sistema que posee las llaves de la motilidad voluntaria. Al sistema que esta detrás lo llamamos Inconsciente (icc), la fuerza impulsora del sueño es aportada por el Icc.
La excitación toma un camino de reflujo, en lugar de propagarse hacia el extremo motor del aparato, lo hace hacia el extremo sensorial, y por ultimo alcanza el sistema de las percepciones. El sueño tiene carácter regrediente, la representación vuelve a mudarse en la imagen sensorial de la que alguna vez partió.
Puede describirse también como el sustituto de la escena infantil, alterado por transferencia a lo reciente.
El proceso primario tiende a la descarga de toda la excitación pues la precisa para producir la alucinación o identidad perceptiva. En cambio el proceso secundario debe obviar las cantidades de excitación porque su tarea consiste en alcanzar vía motriz la satisfacción anhelada. Ya no se trata de identidad de percepción, sino de identidad de pensamiento. El proceso primario se da en el psiquismo desde el inicio de la vida, no así el secundario que se constituirá posteriormente. Los deseos que se constituyen en el núcleo del ser van a contradecir en algunos casos a las expectativas del proceso secundario y caen bajo la represión.

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